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4/02/2011

Clamor de la tarde


(1)
No sé más de ti,
ni nadie revela
tu desmayo,
¿ha caído tu luz
o es que nunca
tuviste fuego,
ni voz ni pecho
para vivir
en el propio
fulgor del día
o en el clamor
de la tarde?

(2)
Qué imprevisto tu olvido,
qué sordez tan horripilante
tu falta de cortesía;
qué temblor me sentencia
un simple olvido o un adiós
imperceptible, o distraído
delante del sol que quema
o desaparece…

(3)
Ya no detengo las horas
que me alzan como el humo
que me baña o en la reseques
que me enfría y me recuerda
el tiempo que me atormenta
sobre los hombros.

(4)
Es que sucede qué extraño
tu último abrazo
y el gran saludo del día;
el supremo piropo del año
que no escucho dentro
del respiro que no siento
palpitar dentro de mi alma.

(5)
No he sabido más ti, amor,
¿qué ha sucedido dentro
del mar en que caminaste
un día? o ¿sobre las olas
y los peces me olvidaste?

© Derecho de Autor: María del Mar - 2010

3/28/2011

Esperanza


Esperanza
La esperanza se puede observar desde un triangulo mágico, constituido por una fuerza interna que pulsa, contrae y vive; la que no se amedrenta por nada. Esa fuerza interna, que brilla como el sol del mediodía, es el corazón del hombre; la maquinaria excelsa que dicta la última palabra.

Siempre habrá en la vida un momento de angustia, un instante de apasionamiento, un minuto de llanto o un  segundo de desesperación y miles y miles de intervalos dudosos, al igual que soplos de alegría...
Sin embargo, cuando la persona hace un alto a la angustia, al apasionamiento, a la desesperación y a las dudas, surge, desde lo profundo del ser, lo que llamamos “esperanza” : —fe, creencia, certidumbre, convicción, anhelo—: todo en uno.

© Derecho de Autor María del Mar - 2009