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10/22/2011

En Cuba se vive el maltrato


Estoy sentada en la eternidad, pero no importa.
Sólo sé que la vida es un merengue recostado
a una puerta, sin azúcar ni sal, insípido al paladar
de los cubanos.

La esperanza aquí, en Cuba, anda sin camisa
y se sube al portal y grita: ¡amigos de la infancia
no corten sus bríos ni pequen de andar aprisa!;
déjense llevar por la ilusión y el optimismo,
de anhelar ser libres como la brisa, dispensados
del dolor y el comunismo.

En la sombra y en la injusticia vivimos dormidos,
y en cada miseria, que levantamos con los brazos
enclenques, nos tiran abajo –como los aviones
apedreados por la balas y las confusiones–,
por los asaltos y las violaciones de ser cubano.

No tienen idea, ustedes, de lo que es estar
preso, alejados del cristal que nos separa
del tiempo, de la tecnología, de los inventos,
de los ecos de libertad sin nombres 
ni apellidos.

¡Mundo! no nos dejen solos, sepan pues,
que nosotros, los cubanos, vivimos maltratados
en una isla hermosa, una isla atrapada, quieta,
media muerta, dentro del Caribe y el universo.
© Derechos Reservados/USA
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ISBN 1-933439-04-4