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5/28/2011

Luz que acompaña las horas



I
Al final del sendero espero:
siempre esperaré a que tu piel
ilumine mi cuerpo entero.
Mi cuerpo lleno de esperanzas
y de orquídeas, de distancias,
de felicidades y sonrisas mal
acostumbradas.

II
Y por costumbre subsisto
dentro de la parábola excelsa,
como para indicar que vivo
y no fallezco en medio
del desafuero que observo
dentro de la misma vida.

III
Observo,
y sin saber sobrevivo el canto
y la flor eterna de la primavera.
Primavera que de su vientre
aviva las flores primeras;
ternura que vale mucho más
que un silencio colgado
del marfil de la puerta...

IV
Puerta que no veo dentro
de mi suerte, de las muchas
veces que espero detrás del sol
a que aparezcas, de las tantas
que expiro anhelando una nota,
de los pocos siglos que me laten
como si fuesen horas clausuradas
dentro de los días.

V
Días relegados y perdidos fuera
de la luz que me acompaña.
Luz que ilumina mi corazón
sin saña, de un tiempo raro
(de plenitud y decepciones) :
fechas e intervalos idos, períodos
y espacios lerdos; temporadas,
momentos falsos, fases, ciclos,
instantes sin fe, meses, minutos, 
años y olvidos.

VI
Olvido que quedó en el vagón
de un simple beso.


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