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1/15/2011

Bendigo su trigal

Bendigo su trigal,
su alba, su noche
llena de incienso
y huerto traspasado.
Hueso de su propio
hueso, fruto igual
a su fruto,
de la misma miga
de pan que brota
pálida y dormida
en el surco ebrio;
o como un beso
amoroso y tierno
que no se regala
o se espera nunca…

He deseado quererte


He deseado quererte, he querido abrazarte
en el invierno y hoy con el abrigo grato
de mis brazos.

Mis brazos ausentes de tantos siglos rotos,
llenos de permanencia en cada ciclo de fino
oleaje sobre tu piel y tu memoria.
He deseado decirte, hablarte de tantas
posibilidades, del ayer sin oportunidad,
del hambre que debilita nuestros cuerpos.
En nuestros días, ya todo es posible,
todo es probable, factible y eterno
como el amor que te he tenido siempre.
He querido llorarte, mas el llanto brota
interrumpido, hipado desde la sombra
que sangra y late; sin la viabilidad
de ser bendecido o dado por Dios
en un mundo lleno de casualidades.