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6/17/2012

Llegó la hora

Llegó la hora.
Arribó el momento
de encender las luces,
de argumentar nada;
de iluminarlo todo.
Vino ese instante
para señalar la vida,
para custodiar el verso
huidizo y distante,
enclenque, de frente
a la sonrisa...
Llegó la hora
de acrisolar las cuerdas,
de pensar lo cierto,
de adivinar el amor
que existe,
de deshollinar la crisis
de seguir andando
a pesar de todo.
Es hora de abrir
la puerta, de dejar ir
al día, dar entrada
a la noche; emerger
del frío sepulcro
y sentir el sereno
afuera…ya es hora.
No hay otra cosa
que hacer sino dar
paso,
abrirse al silencio,
descubrir el rostro
levemente oculto,
perdido en el viento
del misterio.
Ya es hora ¿cierto?
de dejarse ver,
de no temer ser angustia
sino alivio, remedio
para el bien, sin argüir,
sin pensar ni morir
y abandonarse a la luz
sin critica ni censura.
Es hora ya de salir,
de saber solfear frente
al viento un soneto
comedido, humilde,
sencillo como el brillo
del alma…ya es hora.
No hay que temer,
si no confiar sin pago
ni ofrenda.
Sin reproche.
Con aceptación.
Sin tilde y sin acentos,
feliz de vivir
con los brazos abiertos
agradecidos.

© Derechos Reservados/USA
Prohibida la Reproducción total o parcial,
por cualquier medio sin la autorización de la autora.

María del Mar - ISBN 1-257899-05-4