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11/12/2011

Fuera del tiempo



¿Qué podré decir después de tanto tiempo?
Casi nada o todo. Un siglo sin voz…más bien
helada, sellada al viento,  libre de palabras,
disfrazada entre las vértices de los espíritus
y las tempestades.
Cuanto por contar, cuantas nuevas rutinas
aparecerán en mis afanes ¡emociones presas
en mi mente! hábitos olvidados, costumbres
tardas, afectos imposibles halando mi pecho.
Cuanta muerte depositada en mi cuerpo,
cuanta vida sin vivir, eternos pensamientos
danzando en el mismo lugar, sin pretextos,
sin saludos para congratular el amor.
Volver con todos mis brazos, cuando no hay
brazos para ceñir los sueños o la felicidad,
sin que tenga que pedir permiso a los muertos
o a los ciegos hallados en las filas del dolor
o en los secretos del universo.
¿Qué podré decir después de tanto tiempo
sin pasear la calle? tantos lapsos soñolientos,
tantos cansancios horneados en los versos,
lentos al talle, anchos en las caderas, inútiles
de aguardar mi regazo como en los cuentos.
Cuantos soles sin alumbrar mi huerto, muchas
lunas sin imaginar, lejanos caminos por volver,
eternos lugares por presentir, algunos a leer
o escribir en mis ternuras.
¿Qué habré de expresar, qué pronunciaré
en este instante sin espacio o en el versículo
prorrumpido, dentro del salmo nunca leído
durante el receso?

Ay, me encanta volver a mis huesos, verlos
bailar en cada estación, en cada amanecer
cuando siento la brisa acariciar mis antiguas
estancias: relojes, ecos, tiempos y tristeza.
¿Qué podré manifestar, en este frío intenso
apegado a mis momentos de santísima luz,
en la cruz de mis lamentos que como fieras
ríen de la fidelidad de mi sueños inclinados
al pudor y la grandeza de blanca juventud?
¿De dónde sacaré la alegría o el cosquilleo
que me asombra, en este instante de regodeo,
vinculado a mis propios deseos de satisfacer
mi aliento filtrado vagamente por la lluvia?
¿Cuántos tratados firmaré en la penuria,
cuantas ruinas de cartón perfilarán las luces
de mi alma, de corazón a corazón,
de alma a alma. ¿Cuántas?

Cuantos siglos se enlazarán a mis canciones,
sin que nada perturbe mis sueños o mi retumbo
encrespado por las turbas del anochecer…
¿Qué podré manifestar, si lo dicho se ha hecho
eterno, lánguido, otoñal como las hojas de labia
que dan cierta tonalidad a mi vida?
Vaya, que la niebla no es más que una visión
perdida, un enigma para contradecir mi mente
y soñarla fuera del tiempo.
Ay, me simpatiza volver a tocar la brisa y decirle
cuanto he extrañando la magia de las palabras,
del sabor a melaza y caña, de fruta y sonrisa.

© Derechos Reservados/USA
Prohibida la Reproducción total o parcial,
por cualquier medio, sin la autorización de la autora.
ISBN 1-933439-04-4

5 comentarios:

  1. Que podre manifestar si lo dicho se a hecho eterno,,, .
    Muy hermoso poema , gracias por venir de nuevo a regalarnos esta hermosura de poema. Ranulfo .

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  2. Hola Flor de edad, mi blog está de fiesta porque ya tenemos más de 1000 seguidores y os doy un premio conmemorativo.
    Además un vídeo con mi voz, un poema de mi autoría para una gran amiga poeta que admiro y quiero, una gran mujer,Alma Mateos Taborda.
    Te dejo mi ternura con un beso
    Sor.Cecilia

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  3. Maria. que el tiempo no te haga desfallecer, confía que la brisa siempre alejara la niebla y devolverá la visión perdida... un abrazo.

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  4. Maria, es demasiado bello su poema, extremadamente sutil como una rosa.
    Gracias siempre, Maria, espero tus entradas
    con alegria.

    Marcos

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