Entiendo que el dolor
siempre será una raíz
bajo la teja profunda
de la noche y de mi ser.
¡Azul, gris y azabache
son los colores
que dejan los dolores
en el pecho!
Áridos son los brazos
que techarán mi verso,
cuando el alba abrigue
con su capuz dorado,
los cascabeles lejanos
de la tierra.
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