Fuiste tú, tú entre la sombra,
quien dijo la última palabra:
palabra que rompió los huesos
y se escondió entre el cabello
y el bozal que amparó mi boca.
Tú y el cordel que haló la roca,
con los pies mojados de fango
dijeron los adioses cortos
a tantas bienvenidas largas
sobre las flores violetas y la luz.
Ahora, ahora se me ocurre,
que fueron lerdas esas fechas:
fechas que vivieron de los albores
nuevos del alma, amor que cubrió
la piel y los labios de dulzura.
fechas que vivieron de los albores
nuevos del alma, amor que cubrió
la piel y los labios de dulzura.
La dicha lenta afinó el cincel
con que mendigan los ávidos,
con que mendigan los ávidos,
los hambrientos de sol y de caricias,
los débiles de alma que amasan
certezas en los hombros desnudos
de los pájaros.
los débiles de alma que amasan
certezas en los hombros desnudos
de los pájaros.
Mi pecho, saturado de emociones,
dio la última vuelta por el jardín
encantado, y por la vieja esquina
en donde ríen los tontos, los tontos
que no perciben el llanto interno,
que no perciben el llanto interno,
la soledad friolenta de los dolores
amontonados en la acera.
amontonados en la acera.
Tú, como en mis sueños, persistes
en cantar nuevas quimeras bajo
el reto del ocaso, atesorando
un refugio, un repaso, un acuerdo
de estar presente -todos los días-
el reto del ocaso, atesorando
un refugio, un repaso, un acuerdo
de estar presente -todos los días-
como un centinela trajeado de luz
y sombras; en cuerpo y alma
sobre mi altar de luces apagadas
y encendidas.
y sombras; en cuerpo y alma
sobre mi altar de luces apagadas
y encendidas.
La despedida se me hizo enorme,
me condenó a vivir en tinieblas
desde ese día, en cautiverio de noche,
lejos del sendero aún tibio, apenado,
deshecho, inconsolablemente
paralizado, frío de no caminar
a tu lado, junto a ti, cerca de ti,
aquí…contigo, mi bien amado.
desde ese día, en cautiverio de noche,
lejos del sendero aún tibio, apenado,
deshecho, inconsolablemente
paralizado, frío de no caminar
a tu lado, junto a ti, cerca de ti,
aquí…contigo, mi bien amado.
© Derecho de Autor María del Mar - 2009
YA NO SABRÍA
Ya no sabría jamás
cómo decir o escribir
las palabras mágicas:
“te amo” “te quiero”;
las únicas palabras
que no me deshojan
los huesos de olvido.
Dejé de nombrarlas,
cuidé de no llamarlas
por su propio nombre,
me negué articular
el más mínimo sonido
cuando el sol intentaba
despuntar sobre
mi hombro… –creo
he anulado su sentido
en la pequeñez tardía
y el dolor–.
© Derechos Reservados/USA
Prohibida la Reproducción total o parcial,
por cualquier medio, sin la autorización de la autora.
Prohibida la Reproducción total o parcial,
por cualquier medio, sin la autorización de la autora.
ISBN 1-933439-04-4