Almas gemelas
–iguales y distintas–
crecen con los años,
se crían y se mecen
en la raíz del tiempo
y la pena.
El olvido está yendo
solo, se encumbra
a paso agigantado;
sus manos se tocan
y no se alcanzan nunca
en el atril lacrimoso
de la nada.
Nuestras almas:
–iguales y distintas –
se van con los años,
se dejan en un adiós
casi imperceptible
como las estaciones
sin orígenes, crudas
como las frialdades
de invierno.
Almas gemelas
–iguales y distintas–
sus briosas huellas
se juntan en un cerco
angosto, con voz
desnuda se llaman
desnuda se llaman
y callan su silencio…
Almas siempre unidas
o, a la deriva, se ven
desde lejos y se visitan
desde el hermoso cristal
de sueño anhelado.
Mas nunca olvidados
sus rostros sonrientes
e idénticos.
PURA COINCIDENCIA
e idénticos.
Si vuelven a ser
canto, mis cantos
es por la pura
coincidencia…
Y canto sin voz
a las alturas,
al rezo tirado
al abandono
de la razón
y la tragedia.
No sé de dónde
sale mi aliento
ni sé qué día iré
a tensar un verso,
que vuelve a ser
alegría y dolor
en la memoria.
Nada suele saltar
a mi oído
desde la urna
de mi cansancio,
del sobresalto
que me abruma
por la ausencia
de mi amor.
Si vuelven a ser
canto, mis cantos
es por la pura
coincidencia…
© Derechos Reservados/USA
Prohibida la Reproducción total o parcial,
por cualquier medio, sin la autorización de la autora.
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ISBN 1-933439-04-4
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