EL RÍO QUE
ME NOMBRA
de la patria
como si fuese
una virtud
que abarca
y gira el faro luminoso
del ayer.
Con ese
carecer de luz,
con la
tenebrosa bruma
que asusta los
caminos,
me incrusto al
terruño
cual si
fuese un refugio
en medio del
vendaval.
Otro sol aviva
mi huella,
otro campo
me retorna
a la vida,
cual si
fuese un himno
o una
estrella iniciando,
incluso, un sueño.
¿Cuántos
soles sacuden
mis senderos
cortados
de flores?
de flores?
¿Cuánta vida
estimula
el verso en
donde no soy
más que una
sombra
en medio de un rosal?
en medio de un rosal?
Oh, malévola
lobreguez
que extingue
y asombra
el río pródigo
y colosal
que me
nombra…
Ya nada evoca
la demora
si no quepo
en la tierra
en donde
espero.
© Derechos Reservados/USA
Prohibida la Reproducción total o parcial,
por cualquier medio sin la autorización de la autora.
Prohibida la Reproducción total o parcial,
por cualquier medio sin la autorización de la autora.
María del Mar - ISBN
1-257899-05-4